Carlos Tomada
“La reforma laboral no resuelve los problemas importantes que tiene la Argentina hoy y las leyes que disminuyen los derechos de los trabajadores no crean empleo.”
Carlos Tomada es… muchas cosas, pero por la calle lo reconocen, lo saludan y le piden fotos por su rol como ministro de Trabajo durante los 12 años consecutivos de gestión de Néstor Kirchner y CFK. Debe ser un récord internacional… Tomada, como decíamos, es muchas cosas. Es abogado con estudios de posgrado en Relaciones Laborales y en Problemas del Trabajo en las universidades de Castilla La Mancha (España) y de Bolonia (Italia) y dirige el programa CETyD en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (EIDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Carlos Tomada también ejerció el cargo de embajador en México durante el gobierno de Alberto Fernández y logró estrechar los históricos y entrañables vínculos políticos, comerciales y culturales entre ambos países, durante la gestión de AMLO.
Queríamos entrevistar a Tomada porque es un amigo de FIDE y porque gobierna Milei y, entonces, gobierna el mercado y reina lo financiero. Nos interesaba conversar con él para que nos cuente cuál es el programa de la actual administración en materia de relaciones labo-rales, qué cambios observa en la estructura de trabajo argentina y si es necesario o no pensar reformas a las regulaciones laborales en nuestro país. Estas preguntas son importantes por la beligerancia de Milei, pero tam-bién por la relevancia de las respuestas para un nuevo proyecto (por no decir canción) nacional y popular.
FIDE: ¿Cuál es el objetivo del gobierno de Milei respecto al trabajo, a las relaciones laborales y cómo son esas relaciones laborales, hoy, en la Argentina?
Carlos Tomada: En mi opinión el objetivo verdadero y real de este gobierno es redefinir la matriz socio-productiva de la Argentina. Pretenden hacerlo de una vez y para siempre, para terminar con el modelo de desarrollo económico con organización gremial de las y los trabajadores, que es el esquema que ha venido funcionando, por cierto, y como es lógico, en tensión permanente, entre el capital y el trabajo desde hace ya bastantes décadas.
Para apoyar mi hipótesis sugiero volver sobre el discurso de José Alfredo Martínez de Hoz el 3 de abril de 1976. Está disponible en Internet. Se trata de un documento liminar que, incluso, es perversamente citado sin comillas en los considerandos de algunos decretos de la época de Macri. Una de las frases de aquel discurso, que se repite mucho, es que hay que “liberar las fuerzas de la producción”. Con el gobierno de Milei estamos ante una nueva o quizás “la” oportunidad de llevar adelante esa “liberación”. Se trata de la oportunidad para llevar a cabo un proceso de acumulación basado en la apropiación de recursos naturales y llevando adelante un nuevo proceso de “industricidio”, como bien ha explicado Zaiat en diversos artículos.
El ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires puso un ejemplo histórico, es decir, un ejemplo de cosas que ya nos pasaron, que a mí me parece muy oportuno para entender las condiciones que el gobierno de Milei le ofrece al capital, en este nuevo experimento. Este ejemplo ayuda a entender, también, el impacto del RIGI que, para la mayor parte de la gente, resulta un tema ajeno.
El ejemplo es el de la empresa inglesa, La Forestal, que se instaló a comienzos del siglo XX, en el sur de la provincia del Chaco y el norte de Santa Fe. Se instalaron, hicieron sus inversiones y a continuación talaron todo, produciendo un impacto enorme en los bosques de quebracho que caracterizaban esta zona de nuestro país. Tenían grandes extensiones de tierra, hectáreas y hectáreas cerradas, y les pagaban a los trabajadores con unos pagarés (es decir, una moneda) que emitía la misma compañía, para que los trabajadores realizaran sus compras únicamente en los almacenes de la empresa.
Se trató de un régimen de semiesclavitud que culminó trágicamente, tanto por el impacto, por la devastación de los bosques nativos como, y fundamentalmente, por el conflicto con los trabajadores, que terminó con cerca de 600 asesinatos. Cuando la empresa se fue, solo quedó la pérdida de vidas humanas y la sobreexplotación de los bosques nativos; no quedó nada más, ni para la Nación ni para las Provincias.
Bueno, el RIGI es una promesa en ese sentido, condiciones excepcionales para la explotación de recursos naturales sin ningún tipo de contraprestación en términos de desarrollo nacional y generación de empleo. Y como ya todos sabemos, en definitiva, el problema es el empleo. Y no se trata de un problema de los abogados laboralistas o de los economistas, es un problema de la política. Se trata de un tema que hoy se discute en todo el mundo: en qué países se va a generar el empleo y en cuáles no. La cuestión del empleo es una de las razones que explican los procesos migratorios que, por cierto, también están relacionadas con los problemas ambientales.
El gobierno de Milei quiere terminar con la grieta, pero él está mirando otra grieta, “la” grieta. Milei quiere terminar con la grieta capital-trabajo, debilitando al máximo uno de los términos de la grieta. Y de esa forma garantizar que ya no haya ningún tipo de alternancia entre gobiernos conservadores y nacional populares. Se trata de subordinar definitivamente el trabajo al capital y aprovechar el envión para eliminar las conquistas y los derechos de las y los trabajadores, que ellos identifican como los obstáculos para el libre funcionamiento del mercado. Ellos no hablan de derechos, dicen que son privilegios. Entonces, la eliminación de los privilegios permitiría desatar el nudo que nos impide crecer. Basta de diálogo, basta de consensos. La idea es sentar las condiciones para un triunfo definitivo de los sectores dominantes que es, por otra parte, la Argentina que el presidente menciona como modelo, la Argentina de fines del siglo XIX, comienzo del XX. Un país agroexportador donde unos cuantos miles de personas vivían bien mientras millones de gringos y criollos estaban sumidos en la miseria o vivían en condiciones de pobreza.
Por último, hay un profundo carácter racista en la orientación de las políticas del actual gobierno. Es aquello que el almirante Rial en el año 1955 inmortalizó en palabras que no necesitan explicación alguna y que dan cuenta de este carácter del que hablamos. Me he prometido que en todas las oportunidades que tengo voy a volver sobre esta frase del almirante Rial porque explica mucho sobre lo que hemos venido discutiendo todos estos años, décadas. Y, también, porque lo que sucedió en septiembre de 1955, un hecho tan grave, ha quedado oculto en la historia.
El almirante Rial dijo en aquel momento: “Sepan ustedes que esta gloriosa revolución se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Eso es lo que pretende el gobierno de Milei, eso es lo que quieren y se contrapone con esa filmación donde un obrero, con un casco amarillo, se para frente a Macri y le pregunta con respeto, pero de igual a igual, cuándo sería el momento en el que le iban a resolver los problemas a ellos y dejar de echarle la culpa al gobierno anterior. Esto es algo que las clases dominantes no toleran, no soportan. No lo soportan; además saben que en ningún otro país de la región puede ocurrir. Solamente en la Argentina pasan estas cosas y eso es para los sectores dominantes la explicación, la causa de todos los males. Nos va mal porque tenemos regulaciones, instituciones y organizaciones en favor de las y los trabajadores y estos son obstáculos para el crecimiento.
Para nosotros, las organizaciones, las regulaciones y las instituciones, en particular aquellas forjadas a lo largo de muchos años y con un costo enorme en términos de luchas y liderazgos populares, no solo no son la causa de nuestros males, sino que son estabilizadores, son balizas, son guías indispensables para el crecimiento y el desarrollo económico y social.
FIDE: Entre los argumentos que se utilizan en favor de una agenda de reducción de los derechos de las y los trabajadores se inscribe la idea de que la participación de los asalariados en relación de dependencia es cada vez menor dentro de la fuerza laboral. ¿Qué se observa en el mundo del trabajo hoy en la Argentina? Es decir, todas estas instituciones y regulaciones ¿son en favor de un núcleo cada vez más pequeño, marginal, de los trabajadores?
CT: En mi opinión, dentro del campo nacional y popular que incluye, obviamente, al peronismo, las discusiones en torno al mundo del trabajo, los cambios de la estructura ocupacional en la Argentina y el rol de los sindicatos están muy desordenadas.
Se afirma que los trabajadores privados registrados son solo una minoría y que solo el 40% está sindicalizado y que, por lo tanto, los sindicatos no son una expresión mayoritaria o representativa de las y los trabajadores. En estas pocas consideraciones que intenté resumir ya tenemos algunos problemas. En primer lugar, los trabajadores asalariados registrados siguen siendo la primera minoría y nunca fueron más del 50% de la fuerza laboral total. Por momentos hemos tenido algunos datos mejores o peores, pero no hay una reducción estructural que haga pensar en una situación totalmente diferente. Para poner algunos números, en 2015, sumando el trabajo registrado privado y público, la participación era del 49,5%, el trabajo informal privado alcanzaba un 22%, el no asalariado el 21% y las y los desocupados representaban el 6,9%. A partir de entonces se produce un incremento del trabajo no asalariado, en particular durante el gobierno de Macri y, luego, en la post pandemia. Pero los números no reflejan cambios tectónicos como suelen hacernos creer.
Respecto de la afiliación sindical, los números indican que creció un poco en el período 2003-2015, pasando de aproximadamente un poquito menos del 37% al 40%. Lo que sí es notable, es la estabilidad de esa tasa de sindicalización, que no ha cambiado, y eso es un dato importante.
Y lo más importante es comparar ese 40% de sindica-lización en la Argentina con lo que se observa en otros países, para ponerlo en perspectiva y entender de qué estamos hablando. Omitiendo a los países nórdicos (Dinamarca Finlandia, Suecia), que están arriba del 65%, la Argentina está entre los tres primeros en el mundo en términos de su tasa de sindicalización. En Francia la tasa de afiliación es del 8% y en Alemania del 17%.
El 40% de afiliación en la Argentina representa unos 4 millones de trabajadoras y trabajadores que, a su vez, es un número importante sobre el total de asalariados privados registrados, que son unos 6,7 millones. Las y los trabajadores cubiertos por convenio colectivo son 6,1 millones sobre los 6,7 millones totales de asalariados. Sin convenios quedan unos 500.000 trabajadores. Mirando el mundo del trabajo informal, su peso tampoco se ha modificado demasiado: representa alrededor del 40%. Todos estos números son para concluir que no es correcto subestimar a las y los trabajadores formales y a los sindicatos. Igualmente importante es reconocer el rol de los movimientos sociales y la realidad y proyección de las y los trabajadores informales y de los trabajos por cuenta propia y autónomos.
Ahora bien, más allá de la comparación de estos datos, sería un error pensar que la relevancia del sindicato se mide únicamente por el nivel de afiliación. La importancia se mide fundamentalmente por su influencia a través en los convenios colectivos y por su intervención en la vida pública. Diría que se mide por un concepto importante que es el de “audiencia”. En el caso argentino, la voz de los sindicatos es importante. Si las centrales sindicales emiten un comunicado, es página cinco sino tapa de los principales diarios y un tema central en los noticieros.
FIDE: ¿Y qué hay de la reforma laboral? ¿Es necesaria una reforma laboral en la Argentina? ¿Qué características debería tener si fuese el caso?
CT: El diagnóstico que prima pretende instalar la idea de que los problemas que se observan en las relaciones laborales responden a la ausencia de una verdadera reforma laboral que atienda y se ajuste a los fenómenos de la producción y del trabajo. Bueno, yo quiero decirles que los problemas que tiene el “mercado de trabajo” —como suelen decir los economistas, contradiciendo la recomendación de la OIT— en la Argentina están mucho más relacionados con otros factores. Nombro solo alguno de ellos para que tomemos perspectiva: endeudamiento externo, la pandemia… aún cuando ahora parece que no podemos ni siquiera mencionar que hemos vivido la peor pandemia en 100 años y que el mundo perdió unos 15 millones de personas por esta causa.
Hago una pausa para decir fuerte y claro que en el mundo se habla mucho de la pandemia y sus consecuencias porque esta experiencia tan traumática que vivimos en 2020 y 2021 explica muchas cosas; entre otras, el resurgimiento de liderazgos muy controvertidos, antidemocráticos, en el marco de una tristeza e incertidumbre enorme que vive la mayor parte de población mundial. Aquí, en la Argentina, no podemos hablar de la pandemia, por momentos parece que no existió, que ha sido una excusa. Y no me refiero a la derecha que siempre tuvo un discurso “negacionista” sobre la pandemia, las vacunas, las formas de cuidado que había que observar para disminuir los contagios. Nosotros mismos, nuestro espacio político por momentos parece negar la pandemia o sus consecuencias. A eso se sumó el aumento brutal de los precios de la energía y los alimentos, a la salida de la pandemia y luego una sequía como no conocíamos en la Argentina. Bueno, todas estas cuestiones vinculadas con la economía y con la política incidieron en el mercado de trabajo.
Esas son las cuestiones que afectan el mercado de trabajo. Ninguna reforma laboral resuelve ninguno de los problemas importantes que tiene la Argentina hoy. Doy un ejemplo concreto: la ley que se aprobó recientemente con modificaciones a las regulaciones laborales lo único que hace es precarizar todo el empleo. Esa ley, para decirlo rápido y sencillo, legaliza la informalidad. Todo lo que previamente era considerado fraude laboral ahora queda legalizado y eso significa la fuga del principio protectorio del derecho laboral. Estos “colaboradores” que dependen de un autónomo, en un tipo de relación laboral en donde todos son autónomos, deja a los primeros sin ningún derecho. Y pongamos en contexto lo que significa poder contratar 3 colaboradores que dependen de 1 autónomo pero que no tienen ningún derecho: el 45% de las micro y pequeñas empresas en la Argentina tienen menos de 3 trabajadores. Imagínense lo que puede llegar a cambiar el escenario laboral con la introducción de la figura de los colaboradores. Todos esos trabajadores y trabajadoras que son una parte importante del empleo ya no tendrán ningún derecho. Ninguno: ni jubilatorio, ni vacaciones, ni indemnización, porque son todos autónomos, independientes. A eso se suma la idea del Fondo de Cese. No creo que esa idea prospere y se generalice, pero si así fuese, la situación sería aún peor.
Lo que quiero subrayar es que este tipo de leyes no resuelve ninguno de los problemas importantes del mundo del trabajo, lo único que hace es precarizar el trabajo. Las leyes que disminuyen los derechos de los trabajadores no crean empleo. Eso no ha funcionado ni aquí, ni en ningún lugar del mundo. Esta ley no va a crear ningún trabajo. No es cierto que las y los empresarios están esperando una reforma laboral para salir a contratar gente. Los empresarios contratan gente cuando tienen el talonario lleno de pedidos. Ahí salen a contratar.
Agrego que, obviamente, es notorio que los empresarios están encantados con estas propuestas porque hay un clima de época que les juega a favor. Incluso se banquen que los insulten, que les digan que le roban al campo, que le afanan a la gente… no importa, ellos aplauden igual. También lo aplaudieron a Menem, en su momento, mientras crecía pasto en medio del cemento de las fábricas abandonadas. Y algunos de ellos tienen razón, se van a beneficiar, ya sea a través de la financiarización o porque están entre los sectores a los que el Gobierno literalmente les ha prometido que su voluntad es “llenarles los bolsillos”. Muchos otros perderán todo, como ya hemos visto en otras oportunidades también muy aplaudidas.
Los empresarios pueden estar contentos con ese clima, pero no van a generar más empleo porque esté ese clima, si no tienen necesidad. Y la verdad es que no están teniendo necesidad porque los números a futuro no aseguran ningún cambio en ese sentido. Y termino con el tema de la reforma laboral. Resumiendo, yo no digo que no haya reformas para hacer, lo que digo es ninguna reforma laboral resuelve los problemas importantes de la economía argentina, digo que esta reforma laboral es precarizante, justamente lo contrario de lo que se requiere, que es una reforma inclusiva. Agrego además que, con este Gobierno, ninguna reforma laboral se negocia. Ninguna. Porque este Gobierno lo que vino a resolver, a cambiar, es a la Argentina definitivamente. Cambiarla quiere decir cambiar sus relaciones interper-sonales incluso. Instalar otros valores.
FIDE: En este contexto ¿cuál debería ser la propuesta de la oposición, de las fuerzas nacionales y populares?
CT: Yo creo que, si este Gobierno logra sostener este clima de auge financiero, puede tener un buen resultado en las elecciones de mediano término. Pero eso no quiere decir que a nosotros nos va a ir mal. A nosotros nos votaron para hacer oposición y yo lo que voy a hacer es oposición y, como tal, nuestra tarea es encontrar argumentos, saber desentrañar mentiras y plantear alternativas. Y prefiero evitar los calificativos: oposición blanda, dura, contemplativa, no contemplativa.
Estamos desordenados, no tenemos un proyecto claro. Todo esto es cierto y lo estamos padeciendo. Pero hace menos de un año que perdimos. Y nos pegaron una piña en la cara, no es fácil recuperarse. No es fácil salir a hablar, aunque hay muchas compañeras y compañeros que lo están haciendo, que ponen el cuerpo y que han organizado y promovido grandes manifestaciones populares contrarias a las principales políticas de este Gobierno.
FIDE: Entonces, desde el lugar que debe ocupar la oposición como tal, ¿cuáles son las claves para pensar los problemas de las relaciones laborales en una economía como la Argentina, teniendo como norte un programa de desarrollo inclusivo?
CT: Voy a utilizar un ejemplo para dar cuenta de los temas que tenemos que encarar y analizar. Se trata de un tema que está muy de moda… la inteligencia artificial (IA). Muy rápidamente se dice que la inteligencia artificial todo lo puede. Más allá de la banalización, es cierto que se trata de una herramienta nueva con un gran potencial que, sin dudas, tiene y tendrá una potencia transformadora enorme. Entonces la pregunta es qué hacer frente al cambio desde la perspectiva laboral. Vamos a necesitar una reforma laboral con normas que protejan al trabaja-dor frente al impacto de la IA.
Los estudios serios que se han hecho sobre la IA indican que estas herramientas van a tener dos tipos de impacto, en algunos casos va a producirse una sustitución (de trabajadores cuyas acciones pasarán a ser realizadas por la IA) y en otros se producirá una complementariedad (entre los humanos y la IA). En algún caso la sustitución va a ser completa, en otros casos las sustituciones serán parciales y en el caso de la complementariedad, también hay diferencias relacionadas con la dependencia o no de la acción humana. De acuerdo con las estimaciones a las que hago referencia, la sustitución completa se va a dar en el 1% de los puestos de trabajo. La sustitución parcial se va a producir sobre todo en servicios y comercio y va a alcanzar al 11% de las y los trabajadores. La complementariedad que se presenta en mayor medida en los trabajos operativos con máquinas alcanzaría un porcentaje del 29%. Y la complementariedad con dependencia del trabajador va a ser la más importante: va a alcanzar al 59%. De ese 59%, la mitad son tareas de oficina.
Lo que quiero ilustrar con estos números es que, para poder poner en práctica las reformas, las políticas ne-cesarias para una convivencia inclusiva entre las nue-vas tecnologías y el empleo, es necesario tener mu-cha información y procesarla cuidadosamente. Y para ello es fundamental el rol de la política. Porque, de lo contrario, las ganancias que va a generar la produc-tividad emergente de la aplicación de la IA se las va a apropiar completamente el capital. En un escenario de ese tipo, el desempleo va a aumentar notablemente y tendremos un aumento de las crisis sociales, de desempleo y reducción de los ingresos de las familias. Será un escenario muy regresivo. Por el contrario, si las ganancias por la introducción de la IA se distribuyen, se distribuyen de verdad —no como viene pasando hace varios años con los diferenciales de productividad, que se los vienen quedando los dueños, y por eso aumentan los indicadores de desigualdad sostenidamente— tendría-mos un escenario completamente distinto.
Para poder tener un proceso de distribución justa de las ganancias por la introducción de esta nueva tecnología hacen falta reformas y esas reformas las tiene que pensar e implementar la política. Lo primero que hay que discutir es que el crecimiento de la productividad tiene que ser distribuido, y eso sólo se puede hacer a través de políticas públicas, es decir, con una presencia importante, calificada y muy bien informada del Estado.
FIDE: ¿Cuáles son las herramientas, los instrumentos que se podrían utilizar para pensar las regulaciones necesarias para una distribución justa e inclusiva de las ganancias de productividad asociadas a los cambios tecnológicos?
CT: Hay por lo menos 3 instrumentos que deben ser parte de una política / regulación que permita una distribución de la productividad y las ganancias de la productividad, en este ejemplo que estamos utilizando para ilustrar el punto, las que genera la IA: la negociación colectiva, la formación y la capacitación y un nuevo seguro de desempleo. Se trata de 3 instituciones del mundo del trabajo. Se trata de una opción política que requiere audacia y coraje político.
Con la negociación colectiva se pueden mejorar las condiciones laborales, se pueden mejorar los salarios, porque ha habido un aumento de productividad real muy grande. Se puede plantear la participación del trabajo en las ganancias que genera esa mayor productividad y se puede reducir la jornada laboral. Se trata de una reforma laboral… claro, otro tipo de reforma laboral, una reforma laboral que beneficia a la sociedad toda, no solo al capital, y en particular, desanda el camino de seguir beneficiando al capital concentrado, las big-tech, en este ejemplo. Por cierto, recomiendo leer el trabajo recientemente publicado por Sebastián Etchemendy, Juan Manuel Ottaviano y Federico Pastrana en FUNDAR para ver que es posible pensar otro tipo de reformas y regulaciones.
La segunda herramienta es la formación y la capacitación, porque va a haber que hacer reconversiones en tres niveles: uno para las y los trabajadores que van a ser desplazados a otros sectores, la otra para actualizar los saberes de los que están en sectores que se van a modificar con el impacto de la IA y otra es la capacitación propia que hace cada empresa en función de la IA que utiliza o incorpora en su proceso productivo y que, por supuesto, implica cambios en la manera en la que se realizan todas las tareas puertas adentro.
Por último, está el seguro de desempleo, que me parece un tema muy importante porque trasciende el tema de la IA. La Argentina, de una vez por todas, tiene que tener un seguro de desempleo eficaz. Pero antes de eso, también debemos tener en cuenta que en la Argentina existen los procedimientos preventivos de crisis para acomodar el impacto de los cambios tecnológicos. En estos procedimientos se puede reglamentar, manteniendo el principio protectorio, y de esa forma mejorar las condiciones para la empresa, pero hacerlo identificando obligaciones. Con obligaciones para la empresa respecto de sus trabajadores. La solución no puede ser simplemente el despido. Hay cosas que se pueden hacer con las y los trabajadores antes de despedirlos, incluso con aquellos que finalmente serán despedidos. Lo que quiero mostrar con este ejemplo es el rol fundamental de las reformas y el carácter intrínsicamente político de las mismas. ¿Para qué reformamos? ¿Qué objetivos buscamos?
FIDE: Aun en un escenario con grandes desafíos como los que hemos venido conversando con cambios tecnológicos con impactos muy importantes en el mundo de la producción y el trabajo, y en el caso de nuestro país un gobierno con una agenda agresiva y despiadada respecto de las y los trabajadores ¿cómo ve usted el futuro? ¿Cree que es posible articular alternativas para poner en juego las herramientas que, como vimos, están disponibles para pensar los nuevos problemas?
CT: Nosotros no podemos perder la esperanza. La militancia no es solamente ir a una movilización, la militancia también es fomentar los espacios para discutir ideas. Además, el peronismo sacó el 45% de los votos. Eso quiere decir que hay una porción enorme del electorado que sigue creyendo en una agenda inclusiva con políticas activas por parte del Estado en materia industrial, en ciencia y tecnología, en favor de los ingresos de las familias. Esta parte de la población cree que el Estado es el único que puede reparar las desigualdades, que los derechos humanos no son un curro y que la justicia social no debe ser arrasada, más bien todo lo contrario, tiene que ser reconsiderada para adaptarla a las nuevas condiciones y lograr así superar los años de falta de crecimiento y el notable aumento en la cantidad de familias que hoy tienen dificultades severas para alcanzar los derechos más básicos.
Una oposición que representa al 45% de la población es una oposición poderosa. Tenemos que organizarnos y discutir nuestro plan, nuestras ideas.
La vía mexicana
“El fenómeno AMLO radica en esta claridad respecto al plan de gobierno, a los objetivos que deben ser cumplidos y a una fenomenal capacidad de comunicación directa con el pueblo.”
Tomada fue embajador en México entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023. Tuvo la oportunidad de ver en el terreno el despliegue del mandado de Andrés Manuel López Obrador (AMLO, para todas y todos). FIDE quiso consultar a Tomada sobre lo que pudo observar durante su trabajo en México, en una posición privilegiada que le permitió interactuar de primera mano con el gobierno mexicano en una época, quizás la más notoria en términos de sintonía entre los presidentes de ambos países. Este período incluyó etapas únicas y traumáticas, como fue la pandemia en la que ambos países estrecharon la colaboración para producir vacunas a contrapelo de las acciones unilaterales que primaron en el mundo.
FIDE: ¿Cómo se explica el fenómeno AMLO y el posterior triunfo que coloca a Claudia Scheinbaum como la primera presidenta mujer en México?
CT: Es importante recordar que López Obrador se presentó en tres elecciones. Sufrió fraude electoral en dos de ellas y, finalmente, ganó siendo el presidente más votado de México. Su desempeño electoral solo ha sido superado por Claudia Sheinbaum. Durante los seis años de su mandato, AMLO consolidó y sostuvo un 60% de aceptación popular. En esos seis años hubo pandemia, sequías, problemas con su principal y poderoso vecino (EE.UU.), y las posiciones de AMLO siempre fueron firmes, decididas, casi increíbles para el mundo que nos toca vivir. Creo que el fenómeno AMLO radica en esta claridad respecto al plan de gobierno, a los objetivos que deben ser cumplidos y a una fenomenal capacidad de comunicación directa con el pueblo.
FIDE: ¿Qué nos puede contar respecto de la relación con la Argentina, con América Latina? El gobierno de AMLO ha tenido una preocupación y un tipo de relación diferente con sus vecinos al sur, ¿coincide?
CT: AMLO también tuvo tempranamente la idea de que era importante que México recupere “la mirada austral”. Eso quería decir retomar, revivir la relación con Latinoamérica. Nunca antes México había estado tan presente en los acontecimientos de la historia reciente de Latinoamérica. El rescate de Evo Morales, junto con Alberto Fernández, que permitió salvarle la vida con un avión de bandera mexicana, darle alojamiento; luego el asilo a la esposa de Pedro Castillo… México también realizó una serie de gestiones por nosotros con respecto al tema de la deuda, en fin, durante el gobierno de AMLO, México ha tomado un compromiso mayor con América Latina en general, y muy especialmente respecto de la Argentina.
FIDE: Ahora, Claudia Scheinbaum. ¿Qué significa ese triunfo y que cambios avizora para México?
CT: Lo primero que creo que es importante notar es que AMLO introdujo varios cambios importantes en la dinámica política mexicana. Entre ellos, la forma de selección de el o la candidata de MORENA (el espacio político de AMLO). AMLO desplegó un esquema de encuestas para la selección del candidato o candidata a sucederlo al frente de MORENA, sustituyendo el tradicional “dedazo”. Claudia Sheinbaum compitió con Marcelo Ebrard, que fue el canciller de AMLO, un cuadro político importantísimo y un gran canciller con el que me tocó trabajar en forma directa. Habría sido, seguramente, un gran presidente, pero habría sido cambio con continuidad, mientras que en el caso de Claudia es continuidad con cambio.
Es importante notar también que, aunque se habla mucho de Scheinbaum como la primera mujer electa presidente en México, la participación de las mujeres en política y en los lugares más encumbrados de la política ha crecido mucho. Ya hay como diez gobernadoras y de hecho el circuito que podría ser equivalente a la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires en la Argentina, que en México es la Ciudad de México y el Estado de México, porque tienen una centralidad política importantísima, hoy están dirigidas por mujeres. Hoy en México hay una presidenta mujer, una Jefa de la Ciudad mujer, y, recientemente electa hace un año, una gobernadora del Estado de México. Diría entonces que la novedad no es que se haya elegido a una mujer como presidenta, sino qué tipo de mujer o mujeres viene eligiendo el pueblo mexicano para conducir los destinos del país.
Para empezar, Claudia Scheinbaum no fue nunca parte del PRI; se trata entonces del primer presidente (en este caso presidenta) que no es del PRI. López Obrador era del PRI, porque casi todos los líderes que hoy conocemos fueron formados en la “escuelita Cuauhtémoc Cárdenas”, todos pasaron por el PRI. Claudia no. Ella viene de la izquierda, de la izquierda universitaria. Además, Scheinbaum es una académica, perteneciente al campo de las ciencias duras, especializada en temas vinculados con el cuidado del ambiente. Esta mujer fue capaz de suspender una campaña electoral para tomarse seis meses sabáticos para poder terminar una tesis.
La segunda observación obligada refiere a la diferencia, al caudal de votos que logra la presidenta Scheinbaum. No solo gana por muchos votos, sino que lo hace frente a una alianza de varios partidos tradicionales de México, una alianza entre el partido de derecha, el PRI histórico, los restos del PRI histórico y el PRD, que fue en algún momento una expresión de la izquierda, todos los aliados en contra de López Obrador. Scheinbaum logra un triunfo arrasador, mientras que AMLO se retira de la presidencia con una imagen positiva superior al 60%...
En cuanto a los cambios, a la agenda que impulsará Scheinbaum, es interesante notar que la comunicación de la agenda ha sido un tema central durante el gobierno de AMLO y, seguramente, su éxito y el triunfo de Claudia también se explican en este esfuerzo cotidiano, y cuando digo cotidiano es literal, un esfuerzo todas las mañanas, en conferencias de prensa extensas donde se plantean todos los temas, donde las y los periodistas preguntan y donde también se utiliza la tecnología, a través de un aparato de comunicación política muy afilado que se encarga de recortar y difundir las frases más importantes, las ideas principales en las redes, con gráficos, con números.
FIDE: Esta transición en el poder de AMLO a Scheinbaum… ¿cómo ha sido posible? Un liderazgo tan fuerte, exitoso que culmina su mandato con un apoyo superior al 60%. No parecen ser condiciones simples para generar otro liderazgo y garantizar una transición del poder…
CT: Este es un tema central. En una de sus últimas conferencias de prensa, AMLO presentó su legado bajo la forma de una agenda a futuro con 20 reformas. Esas 20 reformas son retomadas por Claudia Scheinbaum como su hoja de ruta, como lo que aún falta por hacer. Lo interesante de este caso es la relación que se establece entre el liderazgo indiscutible, arrollador, de AMLO y su sucesora. Hay una agenda de cosas por hacer sobre la mesa, esa es la gran diferencia. La discusión por la continuidad será pública, con los papeles arriba de la mesa y no se limita únicamente a la cuestión de los nombres, los liderazgos. En esta agenda hay temas importantísimos; por ejemplo, la cantidad de horas de la jornada laboral (que en México es de 48 horas semanales), el tema de las pensiones para todos los adultos mayores y en particular para las personas con discapacidad, la prohibición del maíz transgénico y de la extracción de hidrocarburos mediante fracking, la trayectoria del salario mínimo para que siempre sea mayor a la inflación, y regulaciones para que el salario de las y los maestros, policías, enfermeros, médicos y de la Guardia Nacional no esté por debajo del promedio del salario que perciben los trabajadores registrados, garantizar el derecho a la educación y el trabajo, con algunas ideas muy concretas como que los jóvenes que no estén estudiando deberán tener opciones para trabajar en el Estado y garantizarles un sueldo, entre muchas otras cuestiones. Se trata de una agenda potente, que va a fondo. Y a todo esto habrá que sumarle la relación con los EE.UU., que nunca ha sido sencilla y que ahora tendrá un nuevo capítulo con Claudia en México y el Sr. Trump al otro lado de la frontera.
Tenemos que prestar atención a lo que ha hecho México, a lo que pudo hacer AMLO, a la forma en la que transitó el poder y la legitimidad en Claudia, a lo que aporta Claudia, que seguramente tendrá su propia impronta, a esa agenda, a saber, lo que hay que hacer… más allá de los nombres.