
Sin fuentes de demanda a la vista
La fuerte redistribución regresiva del ingreso provocada por las decisiones de política del Gobierno en su primer año de gestión cegó la única fuente dinámica que mantenía a la economía argentina en una fase de crecimiento –bajo, pero positivo–.
En su apuesta por desplazar al consumo interno como principal motor de la demanda, la actual gestión volvió a equivocar su diagnóstico porque la inversión no vino en su relevo. Tampoco las exportaciones hicieron un aporte relevante al crecimiento y, en términos netos, la contribución del comercio exterior fue negativa. Esta incapacidad que exhibe el Gobierno para leer adecuadamente las señales que emite tanto la economía internacional como la doméstica, lo condujo a una subestimación del impacto recesivo que la caída en la masa salarial provocó sobre el nivel de consumo interno.
Los datos de las cuentas nacionales dados a conocer recientemente muestran elocuentemente la situación de insuficiencia de demanda en la que se encuentra inmersa la economía argentina. Hasta el tercer trimestre del año la inversión privada fue el componente de la demanda que más se deterioró –cayó un 4,7% en nueve meses–. Lejos de compensar esta tendencia, la inversión pública jugó un rol pro-cíclico, reduciéndose aproximadamente un 30% en valores reales.
Una vez más, la hipótesis neoliberal que sostiene que al favorecerse un avance del capital en la puja distributiva se estimulan las condiciones de la inversión reproductiva no se verificó. La mayor apropiación del excedente por un segmento concentrado del capital se orientó esencialmente hacia la valorización financiera.
Revista Fide, Coyuntura y Desarrollo nº 373, 30 de enero de 2017. Para acceder al artículo completo, Usted puede suscribirse comunicándose con Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., o adquirir este número solamente.