
La puja por la distribución del ingreso
“Algún día quien gane dinero será bien visto en la Argentina” Santiago I. Blaquier
“El argentino no está establecido dentro de su país. Hoy el argentino tiene sus ahorros en el exterior; esa es la realidad…”
Eduardo Costantini
Tomado de ArgenPapers, Santiago O’Donnell y Tomás Lukin. Ed. Sudamericana
El modelo neoliberal reinstaurado por la Alianza Cambiemos no las tiene todas a favor. Enfrenta un contexto internacional de bajo crecimiento crónico y creciente proteccionismo, con liquidez financiera todavía abundante pero de incierto futuro. Fronteras adentro este nuevo ensayo pro mercado debe lidiar con las “rigideces” que impone una clase trabajadora a la que todavía no ha logrado disciplinar y con una cúpula empresarial que lo aplaude de pie pero no abandona su conducta atávica a fugar sus ganancias. Los últimos datos del BCRA indican que hasta septiembre la dolarización bruta de activos toco otro máximo de 34.300 millones de dólares.
Paradojas de la vida, o no tanto, la mejora en los indicadores de actividad y empleo con que el oficialismo llega a la elección de octubre se apoya, en gran medida, en el aumento del salario real producto de la “inflexibilidad” de los trabajadores en la negociación colectiva. También contribuyó el relativo rol anti-cíclico de la inversión pública. Se trata de dos fuentes de demanda que no son habitués en la lógica ortodoxa, que tiende a priorizar a la inversión privada como principal motor del crecimiento. Desde esta óptica mejorar la rentabilidad empresarial es condición necesaria y ello es ciertamente inconsistente con la paridad distributiva entre el capital y el trabajo que todavía predomina en la economía argentina. El disciplinamiento del mercado de trabajo demandado por el sector empresario—bajo el eufemismo de “modernizar” las relaciones laborales—constituye uno de los grandes imperativos del gobierno para avanzar con su hoja de ruta.
La mala noticia para la lógica oficial es que la mejora en la rentabilidad empresaria per se lejos está de garantizar una mayor acumulación productiva. La evidencia histórica es contundente: el proceso de fuga de excedente fuera del circuito productivo (implícito en la dolarización de activos) no ha disminuido, de hecho, esta dinámica se agrava sensiblemente en un contexto de fuertes incentivos a la inversión financiera. Ingresamos así en el peor de los escenarios: al capital la insuficiencia de demanda agregada ya no le preocupa tanto porque la ganancia está garantizada por la bicicleta financiera. Financiarización y fuga son dos fenómenos que han vuelto a hegemonizar el funcionamiento de la economía argentina. Y este andamiaje está montado en la desregulación financiera y el endeudamiento.
Para confrontar teórica y políticamente con este estado de cosas es indispensable indagar en algunas condiciones estructurales de la economía argentina. En esta edición de FIDE CyD incorporamos notas de opinión que aportan al imprescindible debate sobre las condiciones de funcionamiento de la economía global y los espacios disponibles, en este contexto, para abordar el desafío del desarrollo (antes y ahora) cuyo prerrequisito indispensable es la conformación de una alianza de clases y sectores sociales comprometidos con el interés nacional.
Mercedes Marcó del Pont