En este contexto de deterioro en las condiciones laborales, el endeudamiento de las familias aparece como un paliativo muy riesgoso
La alternativa que a nivel global ofrece el neoliberalismo para paliar la pérdida de los trabajadores en la distribución del ingreso es el crédito.
No le ha ido bien al capitalismo con esa opción. Es bueno recordar que detrás de la crisis de las sub prime y de las condiciones de deficiencia crónica de demanda que se han instalado en gran parte del mundo desarrollado, subyace la persistencia de una elevada regresividad distributiva. Ello explica, entre otras razones, las limitaciones que encuentra la economía mundial para recuperar el ritmo de crecimiento previo al 2008. El crédito se ha transformado en un mecanismo inútil para paliar esta situación.
Dentro de la estrategia del Gobierno argentino, la expansión del crédito a las familias aparece como un instrumento privilegiado para sostener los niveles de consumo. A diferencia de lo que ocurre en gran parte del mundo, en la Argentina el nivel de endeudamiento de las familias en relación al PIB es bajo. Es evidente que existe mucho espacio para avanzar y el BCRA ha tomado varias medidas destinadas a promover la profundización del mercado del crédito a los hogares. En los dos primeros años de gestión ya se advierte un cambio en la composición de los préstamos que pone de manifiesto una reducción de la participación de las empresas de casi siete puntos porcentuales. En contrapartida ha crecido la deuda de los hogares, que incluye a los créditos personales, saldos en tarjetas de crédito, préstamos hipotecarios y prendarios.
Revista Fide, Coyuntura y Desarrollo nº 380, 14 de febrero de 2018.
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