El reclamo por un BCRA más autónomo ¿De quién?
El proyecto de reforma del BCRA
En cumplimiento de los compromisos asumidos con el FMI, el Poder Ejecutivo elevó al Congreso de la Nación el Proyecto de Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central.
De las tres principales reformas legislativas demandadas por el organismo, era previsible que las otras dos –laboral y previsional– no tuvieran plafón para ser impulsadas en un año electoral. Es indisimulable el recorte de derechos para los trabajadores activos y pasivos que estas propuestas traen aparejado. Dicho esto, también es bueno considerar que, en caso de ser reelegidos en las elecciones de octubre, esas iniciativas liderarán seguramente la agenda de Gobierno a partir de 2020.
Para la gran mayoría de la población, en cambio, la cuestión de la Carta Orgánica del BCRA no parece ser un tema sensible, y por ello se animaron a cumplir con la formalidad de presentar el proyecto de ley que modifica profundamente la normativa vigente, sancionada en el año 2012. No se advierten, sin embargo, demasiadas chances de que avance su tratamiento. Dentro de los distintos bloques políticos de la oposición parece haber consenso acerca del cercenamiento de grados de libertad para el ejercicio de la política monetaria-cambiaria que el próximo Gobierno deberá enfrentar si prospera la iniciativa oficial.
Los considerandos del proyecto de reforma despliegan todos y cada uno de los principios del credo neoliberal. Sin tomarse el trabajo de argumentar con un mínimo de rigurosidad (por ejemplo, hablan de un mandato constitucional para el BCRA que no figura en nuestra Carta Magna), y desafiando una vez más la evidencia histórica nacional e internacional, parten de la premisa según la cual un banco central independiente del poder político es el que mejor cumple su objetivo primordial de reducir la inflación.
Como ya mencionamos, el BCRA en los últimos tres años ha respetado todas las normas de calidad que demanda el manual del “buen banquero central” para ser aceptado en la comunidad financiera. Si se mide por los resultados, el esfuerzo fue infructuoso. Sin embargo, acríticamente en la fundamentación del proyecto oficial se reproduce un discurso fuertemente antidemocrático que explicita el objetivo de transformar al Banco Central en un ente autónomo del poder político.
Revista Fide, Coyuntura y Desarrollo nº 387, 11 de abril de 2019.
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