Siembra vientos…
La Argentina no está transitando por una tormenta pasajera, como indica la metáfora que utilizan los funcionarios del Gobierno. La aceleración de la crisis externa, que obligó a recurrir a la ayuda del FMI en tiempo récord, no da tregua. En poco más de un mes, la pérdida de reservas internacionales representa el 40% de los primeros 15.000 millones de dólares aportados por ese organismo. Esta sangría está explicada fundamentalmente por la dolarización de ahorros de los argentinos, que persiste, indiferente a los altísimos rendimientos financieros que se ofrecen para las colocaciones en pesos.