Las proyecciones de crecimiento económico para el 2017 provenientes tanto de las tribunas oficiales como de las consultoras privadas, están atadas con alambre. En el actual contexto de política económica, la recomposición del salario real constituye la condición de borde para que, aunque sea tibiamente, regrese el crecimiento.
A fines de 2016 el FMI elevó el informe con las conclusiones y recomendaciones de política que surgen de la revisión de la economía argentina llevada a cabo en cumplimiento del artículo IV del convenio constitutivo del organismo.
Tal como se desmenuza en la nota que abre este número de la revista, el diagnóstico y las recomendaciones que el Fondo Monetario Internacional formuló al Gobierno argentino en el informe de cierre de la primera revisión de la economía de nuestro país que realiza desde 2006 no son originales.
La información que describe la evolución del mercado de cambios pone de manifiesto que el ingreso de capitales que se observa en la Argentina se explica en tres factores poco virtuosos para la sostenibilidad externa de una economía.
El informe de política monetaria publicado por el Banco Central durante el mes de enero de este año contiene un apartado con un título sorpendente. La sección en cuestión se llama “Efectos de la exteriorización de capitales en el mercado de cambios y la especulación estabilizadora”.
Los datos preliminares sobre la evolución de la actividad económica durante los primeros meses del año ponen en evidencia que la recesión todavía no ha quedado superada.
El primer año del gobierno de Cambiemos se caracterizó por un fenomenal proceso de endeudamiento externo encarado desde el Estado, que posicionó al país como el principal tomador de crédito externo entre los países emergentes.
El año pasado la tasa de inflación en Argentina superó el 40%, evidenciando una dinámica que se mostró indiferente a la aplicación, por parte del BCRA, de un drástico ajuste monetario.
